Tanto gilipollas en Madrid y tan pocas balas
Hola chavales y chavalas, ya estoy de vuelta de unas cortas pero intensas vacaciones por tierras canarias. He llegado hoy domingo al aeropuerto a eso de las 12 de la madrugada ,en el avión venía con ganas de volver escribir en el blog que últimamente estaba un poco caput.
Tenía pensado hablar de algunas cosas graciosas de mi viaje, pero el destino y la cantidad de mongoloides que deambulan por esta mi ciudad ha hecho que tan sólo llevando una horita larga en mi casa ya me haya cambiado el humor.
Andaba yo leyendo el correo cuando mi madre me ha hecho percatarme de que olía a plástico quemado ( sí, lo reconozco desde que estuve en el Vietnam mis fosas nasales no funcionan como antes ), acto seguido he apagado el ordenador y desenchufado todo pensando que podía ser algo de la máquina o el enchufe. Nada más hacerlo mi madre me ha llamado a gritos para que saliera al balcón y ver por fin el problema. Un contenedor de papel ( para distinguirlo es fácil, es el que no sobresalen botellas rotas por el suelo) estaba ardiendo y ha empezado a inundar de un humo apestoso y negro como el carbón todo el aire. Al momento hemos llamado a los bomberos que ya venían en camino y al volver a salir al balcón, una gigantesca llamarada ocupaba ya la altura equivalente a dos pisos de mi casa. Por suerte los bomberos y la policía han actuado deprisa y no ha llegado a más.
Si hubieran llegado 5 minutos más tarde, el árbol o el coche adjunto a tal monumento al fuego podrían haber ardido. ¿Que me lleva esto a pensar? Qué ojalá el rebaña-condones que ha producido el incidente sea atado a un poste rociado de gasolina y quemado por completo. Me fastidia profundamente que nada más pisar mi hogar y con el buen humor que traía monte en ira, pero las cosas son como son. Estoy harto de que cada año que pasa me vuelvo más colérico ( como los conductores de los simpson), pero es que parece que hay más subnormales en esta ciudad, dan ganas cada vez más de armarse con una escopeta he ir por la ciudad en plan Un día de furia ( una de las mejores películas de Michael Douglas, que si no la habéis visto estáis tardando). No hay derecho a que cada año por culpa de tanto niñato de mierda me sienta cada vez más aferrado al lado oscuro como le pasó al Anakin.
Me jode, porque cada día que pasa parece que tengo ideas más nazis de exterminación de algunos individuos de Madrid, yo que en el colegio era más que nada de ideas Hippies como diría mi amigo Pello.
En fin, mañana espero haber recuperado el buen humor y contar peripecias de mis días vacacionales. Un saludo de vuestro hippie hitleriano.
Os dejo por aquí una fotito que me ha dado tiempo a sacar desde mi terraza antes de meterme en casa para no intoxicarme con los humos.
Tenía pensado hablar de algunas cosas graciosas de mi viaje, pero el destino y la cantidad de mongoloides que deambulan por esta mi ciudad ha hecho que tan sólo llevando una horita larga en mi casa ya me haya cambiado el humor.
Andaba yo leyendo el correo cuando mi madre me ha hecho percatarme de que olía a plástico quemado ( sí, lo reconozco desde que estuve en el Vietnam mis fosas nasales no funcionan como antes ), acto seguido he apagado el ordenador y desenchufado todo pensando que podía ser algo de la máquina o el enchufe. Nada más hacerlo mi madre me ha llamado a gritos para que saliera al balcón y ver por fin el problema. Un contenedor de papel ( para distinguirlo es fácil, es el que no sobresalen botellas rotas por el suelo) estaba ardiendo y ha empezado a inundar de un humo apestoso y negro como el carbón todo el aire. Al momento hemos llamado a los bomberos que ya venían en camino y al volver a salir al balcón, una gigantesca llamarada ocupaba ya la altura equivalente a dos pisos de mi casa. Por suerte los bomberos y la policía han actuado deprisa y no ha llegado a más.
Si hubieran llegado 5 minutos más tarde, el árbol o el coche adjunto a tal monumento al fuego podrían haber ardido. ¿Que me lleva esto a pensar? Qué ojalá el rebaña-condones que ha producido el incidente sea atado a un poste rociado de gasolina y quemado por completo. Me fastidia profundamente que nada más pisar mi hogar y con el buen humor que traía monte en ira, pero las cosas son como son. Estoy harto de que cada año que pasa me vuelvo más colérico ( como los conductores de los simpson), pero es que parece que hay más subnormales en esta ciudad, dan ganas cada vez más de armarse con una escopeta he ir por la ciudad en plan Un día de furia ( una de las mejores películas de Michael Douglas, que si no la habéis visto estáis tardando). No hay derecho a que cada año por culpa de tanto niñato de mierda me sienta cada vez más aferrado al lado oscuro como le pasó al Anakin.
Me jode, porque cada día que pasa parece que tengo ideas más nazis de exterminación de algunos individuos de Madrid, yo que en el colegio era más que nada de ideas Hippies como diría mi amigo Pello.
En fin, mañana espero haber recuperado el buen humor y contar peripecias de mis días vacacionales. Un saludo de vuestro hippie hitleriano.
Os dejo por aquí una fotito que me ha dado tiempo a sacar desde mi terraza antes de meterme en casa para no intoxicarme con los humos.
13 comentarios
G -
Bako -
Estrella_Matutina -
Nadj -
sergio -
Azdumat -
Lo más "gracioso" es que se supone q esos dos también eran mis amigos.
Ahora sólo tengo ganas de ponerme las New Rock y mancharlas con su sangre. Y yo también era muy hippie...
PD: Yo tb tengo un amigo al que llamamos Peyo...
Beu -
Illuminatus -
elfriqui -
A mí me ha pasado un poco igual, llegué a Madrid y en el vuelo Madrid Barcelona ya aparecieron algunos gilipollas en el avión, y una vez en Badalona ya estaba totalmente rodeado... pero tengo una batidora, tranquilo.
wave -
Civ -
Ésas cosas no sólo pasa en las capitales, en mi pueblo la mitad de los contenedores están quemados. La "gilipollitis" se extiende con rapidez...
pennnywise -
Bienvenido a la rutina
Patch -
Rebienvenido, muchacho